La oratoria es el arte de la persuasión, de la comunicación clara y objetiva con el público, uniendo el lenguaje verbal y el corporal. En la historia de la humanidad, ha habido personajes inmortalizados por su capacidad de modificar el transcurso de la historia del hombre. Capaces de movilizar multitudes con poderosas ideologías como columna vertebral de su discurso y poderosos valores como estandarte, utilizando la oratoria como su mejor arma para lograr sus objetivos. Pero también los hubo, héroes o santos, que con la palabra consiguieron grandes cambios para la humanidad y el Bien Común. Después de ellos el mundo ya no volvió a ser lo mismo.

Los jóvenes se sorprenden de lo difícil que les resulta llevar un discurso lógico y que al mismo tiempo sea convincente, ante público. En el Centro Carolus Magnus les ayudamos a encontrar su propio estilo como narradores. La oratoria es un talento que, lejos de ser innato, se adquiere con la práctica. 

Por otro lado las formas y las normas de la educación forman parte del protocolo, se puede decir que todo en la vida es protocolo. Para todo se necesita un protocolo porque no es más que un conjunto de normas que establecen reglas ceremoniales que se deben cumplir. La vida está llena de protocolos, de normas que lejos de ser engorrosas nos facilitan el camino. Es importante que las personas se instruyan en cada una de las normas de etiqueta que le rodean. El protocolo no siempre va unido a los temas ceremoniales. Algunas personas piensan que estas normas son complejas y que crean más problemas que lo que solucionan. Y no, el protocolo tiene la finalidad de facilitar procesos, estas normas se crearon para minimizar conflictos. Solo se necesita conocerlas.