Educación en Valores

Educación en Valores

La educación en valores debe ser asumida en primera instancia por la familia pudiendo ésta buscar apoyo en otros agentes y fuerzas educativas, que coincidan con su código de valores, que acompañen en la formación y educación de sus hijos durante una parte importante de sus vidas. De ahí la importancia de saber elegir qué es lo que queremos o no queremos para nuestros hijos hasta que por ellos mismos puedan decidir libremente conforme a su propio código de valores que en el mayor de los casos será coincidente si la educación recibida es educación en valores y no adoctrinamiento. Pero antes de entrar en la educación en valores es conveniente distinguir primero entre significado de formación y educación. 


La formación académica: En Pedagogía y de un modo muy amplio, la formación hace referencia al proceso formativo o de enseñanza-aprendizaje de conocimientos básicos reglados sobre una materia o competencia concreta. Se identifica también con un conjunto de conocimientos básicos que nos capacitan para desarrollar una tarea o función concreta. En este sentido, se suele hablar de formación académica, estudios, cultura o adiestramiento, de un programa concreto integrado por una o varias materias de estudio. 


La educación: Sin embargo es algo mucho más complicado y profundo, ya que se trata de la "formación" (educación) destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen. 

El Centro "Aula Carolus Magnus" ofrece por un lado formación y por otro educación en valores tradicionales, universales, los valores de nuestra sociedad europea. El proyecto educativo "Aula Carolus Magnus" fomenta la identidad común europea desde la armonía y el respeto a la diversidad de las identidades más intrínsecas de cada País y cada Territorio. 

Educar mediante el ejemplo en Valores como La Familia, El Valor, La Amistad, La libertad, El Respeto, La Paz, La Justicia, El Honor, La Palabra, La Honestidad, La Generosidad, El Esfuerzo, La Disciplina, La Tolerancia, El Compromiso... En definitiva nuestra misión es educar en saber reconocer un valor universal y diferenciarlo de un valor relativo.

 ¿Cómo hacerlo? Somos sin duda, pasado, presente y futuro, no podemos obviar nuestra herencia histórica, la condición humana reflejada en los actos cometidos por la humanidad a lo largo de nuestra historia consciente, está ahí para educarnos en los errores y los aciertos de la humanidad a lo largo de su paso por el mundo, es evidente. 

Podemos por tanto ser observadores de nuestra historia, la historia del hombre, y ésta puede constituirse, y de hecho se constituye en un campo de iluminación de valores así como de observación y análisis de los antivalores o incluso los valores relativos (todos sabemos reconocer y distinguir entre el bien y el mal, la generosidad y del egoísmo, etc... valores y antivalores universales, igualmente con la perspectiva del tiempo podemos descubrir cuales son o fueron los valores relativos).


Es en la historia, donde se crean o representan y aparecen por la actividad del hombre donde sin duda se clarifican y encarnan. Es desde una perspectiva no viciada cuando se pueden analizar con objetividad.  De este modo, se hace compatible y comprensible el carácter absoluto del valor y su condición histórica, pues en la historia se descubren y encarnan. 


Cada momento histórico, cada sociedad, cultura y posiblemente cada persona, sumergido en un modo de relacionarse participativa y creadoramente con la realidad descubre los valores. A medida que el hombre desde sus posibilidades se sumerge creadoramente en la realidad de su sociedad y entorno cultural, instaura, ilumina no nuevos valores pero si valores universales que se puedan reactualizar a la realidad de cada nueva sociedad evolucionada. 


Los valores, instaurados creadoramente a lo largo de la historia y asumidos por la sociedad, constituyen "realidades" a "crear" o "recrear"en cada momento histórico por cada una de las personas y por el conjunto de la sociedad que es el sujeto propio de la historia. Es por ello que insistimos no tanto en educar en un valor concreto sino en saber reconocer qué es valor absoluto, universal o simplemente un valor relativo.

  • Ocupación Nazi (Polonia)

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  • Ocupación Comunismo Soviético (Estonia)

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  • Organizamos expediciones educativas para el alumnado y profesorado en torno a la historia del hombre y su sociedad, en el marco Europeo del S.IX al XXI (itinerarios medievales, modernos y contemporáneos), con el objetivo de educar en observación, objetividad, comparación, pensamiento crítico y reflexión ejercitando la capacidad analítica del estudiante ante cualquier circunstancia, hecho o realidad. 

    Este programa de expediciones educativas ilumina los valores y antivalores recreados a lo largo de la historia del hombre, y sobretodo forma en reconocer cuales son los valores relativos que pueden ser valores o antivalores como los propios derivados de ideologías populistas y adoctrinadoras (como lo fueron en el siglo XX el nazismo o el comunismo).

    Expediciones e itinerarios de la Ruta Cultural de la Memoria Histórica Europea Románico XXI como experiencias integradas en el proyecto educativo del Centro "Aula Carolus Magnus" 

    Entrevista a Don Fernando Garrido Baixauli – Profesor de Historia UNED Centro Alzira-Valencia / CPFPA “Enric Valor” d’Alaquàs (Valencia). 

    "El trazo que los totalitarismos dejaron en la Europa del siglo XX, desde el fascismo italiano hasta el estalinismo soviético, alcanza su punto crítico durante la expansión del nacionalsocialismo antes y durante de la Segunda GuerraMundial, con el exterminio industrial de millones de personas como colofón al horror acunado por los populismos del periodo de entreguerras. 

    Estos contenidos forman parte del currículum oficial de diferentes asignaturas, en los distintos cursos de educación obligatoria y postobligatoria, por razones evidentes, que van más allá de la comprensión de un pasado histórico común, e inciden en una forma de educar sobre la base del respeto meridiano a los derechos humanos, la tolerancia frente a distintas expresiones y vivencias, ideológicas, religiosas, étnicas y culturales, y la crítica a juicios y dogmas que niegan estos valores, imponiendo un pensamiento único y excluyente. 
    Pero, ¿cómo poner en valor los fundamentos que guían la práctica docente, pero que, tal vez por acumulación de contenidos, por la rigidez de los temarios o la rutina de las clases, en ocasiones no son sino un eco que desde el tedio resuena en la conciencia del alumno? 
    A través de una expedición a las raíces materiales de esa historia representada por los textos y las imágenes; una expedición, que no simplemente un viaje, pues se trata de embarcar al alumno en la aventura de cobrar conciencia de sí mismo, de enfrentarse a nuevas experiencias y apropiarse de lo que hasta ese momento no era sino una narración, poniendo nombre, rostro e incluso voz, mediante el testimonio de los supervivientes, a los protagonistas del episodio más crucial y terrible de la historia reciente del género humano. La expedición Cracovia-Auschwitz no persigue ofertar un viaje-expedición recreativo con destino a una ciudad dinámica, como es la capital de Malopolska, sino antes ofrecer una herramienta a profesores y centros para el desarrollo integral de sus programas de trabajo en el aula. Partiendo del fomento de las relaciones entre jóvenes de la Unión Europea, el objetivo es compartir con los participantes la herencia cultural de un país como Polonia o los Países Bálticos, sometido a una historia azarosa en las últimas décadas, bajo el yugo del nazismo primero, y de una dictadura comunista después. A través de recorridos programados por la ciudad, los alumnos se familiarizan con esta riqueza visitando vestigios medievales como la fortaleza Barbacana o la Basílica de Santa María, espacios emblemáticos como Kamizierz (el antiguo barrio judío de la ciudad), ejemplos de la ocupación nazi como el guetto, la fábrica de Oskar Schindler o el cercano campo de concentración de Plaszow, y otros puntos de interés, como el presidio de Montelupich o el Museo de la Resistencia.

    La expedición alcanza su momento más riguroso y significativo con la visita al campo de concentración y exterminio de Auschwitz, un complejo de campos y subcampos que acoge, en las instalaciones originales de Auschwitz I, las distintas salas de exposición del Museo estatal Auschwitz-Birkenau. Nada que podamos esbozar o añadir en el aula sustituye la vivencia indeleble de recorrer estos barracones; tan sólo lo complementa. La visita a Auschwitz resulta una experiencia conmovedora e irremplazable, que previene frente a la tentación del totalitarismo y la banalización de la muerte y el sufrimiento con más eficacia que cualquier soflama. 

    El encuentro con los restos materiales de cientos de miles de vidas arrebatadas, con los instrumentos de aniquilación y las huellas del sufrimiento, con la estrechez infrahumana de las cuadras para presos y la inmensidad desoladora de la fábrica de muerte que se extiende hasta Birkenau; todo ello nos devuelve las palabras del filósofo alemán Theodor Adorno, quien advertía de que si la educación tiene algún propósito es que nunca se repita Auschwitz."
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